miércoles, 14 de febrero de 2024

Cerdo y carne

No es la carne de cerdo (Por Leomas):

 

No es fácil para quienes escriben enviar mensajes a esos o esas que no han visto en la vida, pero tienen la seguridad que existe en un punto de la tierra y/o dentro del infinito de la galaxia cuando se atreven a redactarla. Todos nos mostramos al mundo de los mortales terrícolas como individuo de servicio. Como lo suponemos no somos nadie para saber quién es verdadero y quien no es real dentro del planeta de la sencillez. Ninguno de nosotros ha visto la luz sobre la sombra sin embargo todos queremos alumbrar aun desconociendo la profundidad de la oscuridad. Creemos que existe el universo sin haber coexistido fuera. Nos imaginamos volar al infinito sin amigos y confiados en verdades que a veces se hacen amargas al comprobar la mentira que ellas encierran. Los hombres (varones y mujeres), estamos solos en el mundo y no hemos materializado la justicia. No tenemos con quien compartir la senda del amor.

 

Todos estamos equivocados. Unos echan más leña en el fuego del desorden que otros. Sabemos que no somos la excepción. Nunca afirmamos tener la verdad total por miedo a conocerla. Nuestro corazón no ha dado muestras de pertenencia. El rostro de la fraternidad y solidaridad se evaporó antes de llegar su sombra a la tierra. Lo que hay es complejo de superioridad en el manejo de lo desconocido. Por eso quienes predican y no aplican están aún más lejos y viven con más profundidad dentro de la caverna. Todos estamos peores a esos hipócritas del cuento chino que embrutece aun al más listo.

 

Al pasar por el pedazo de cielo de nuestro nacimiento y recorrido hemos comido carne de cerdo. El puerco tiene más valor dentro de la alimentación y presta mejor servicio a la razón y se hace compañía antes de ir al matadero. El chancho resultó de mejor inteligencia que los amigos. Fueron mejores mil veces contertulios durante nuestra vida y nuestro paladar saboreo de diferentes maneras la comida marranera. En algunos lugares del globo la carne de cerdo llena los estómagos de fuerza y energía sin alterar el metabolismo evolutivo de la razón. Sabemos que son muchos los terrícolas que se prohíben comer la delicia de su carne. Quienes se creen médicos por ir a las universidades afirman que no es la carne de cerdo la que enferma la salud sino aquellos alimentos que ingerimos cada día y que fueron ya preparados días atrás de consumirlos. Seriamos mejores inteligentes si se prohíbe el consumo de cerdo o el arte de matar la vida con licencia de los gobiernos.

 

Los cerdos no pudieron lesionar nuestro cuerpo y uno que otro llenó de fantasías nuestra sentida imaginación. Algunos creyeron que recibían inteligencia y sabiduría del marrano y murieron sin descubrir su origen. Los mismos cerditos quitaron el hambre a los humanos que iban a la guerra. El cerdo no es la comida preferida de ciertos paladares. Esos en escasez se contradicen y afirman que no les afecta. Hay otras carnes entre las preferidas como la de ternera, conejo, camuro, cabra, y gallina criolla sin mencionar hoy aquellas que nos ofrecen la variedad de los peces y las aves y otras que por debajo de la mesa se consume sin licencia. La primera vez que entendemos su sabor creemos que antes no habíamos disfrutado comida alguna. Somos tan variables que el plato del día nos hace cambiar de parecer.

 

No es la carne el mejor alimento, pero esa retira el hambre sea que provenga de cualquier animal. Los verdaderos vegetarianos pasan primero saboreando de carne en carne y de cuerpo en cuerpo. Los otros que se han hecho llamar científicos dicen que el hombre puede comer de todo sin temor a enfermarse. Al parecer esos sostienen el mismo cuento que ya se había escrito desde antes de invadir la tierra: ”No es lo que entra por la boca lo que contamina sino lo que sale de ella junto con su jetabulario”.

 

Algunos mortales terrícolas creen que pueden jugar al sexo con varones y mujeres. De hecho, hemos visto a varios que, aunque se casan con una mujer siempre buscan la compañía de un varón para sus fantasías sexuales. Otros usan a quienes hemos llamado animales para sus desviadas fantasías. Han nombrado como defensores a los psicólogos que también se han cosechado para pervertir las comidas y la sana alimentación. Cuando hablamos de la carne de cerdo no sólo nos referimos a la comida que ingerimos sino a la fantasía que esclaviza la ternura. No se puede afirmar que tenemos preferencia por la carne de cerdo y/o al mismo tiempo decir que en la misma frecuencia afirmar que la preferencia es por la carne res o de ternero.

 

Si medimos la frecuencia de nuestra preferencia los otros sabios encontrarán la fórmula para explicar que tenemos preferencia por la carne criolla. En los países en donde no abundan las gallinas criollas los hombres consumen carne de murciélago, ratón, gato, perro y cucarrones negros y marrones. Para evitar el desprecio por la misma sostienen que allí son esos hermosos animalitos son herbívoros. Todas las gallinas, gallos y pollos modernos de engorde de las grandes ciudades son en serie y de incubadora con células químicas que cambian el mejor paladar. No es sencillo conseguir una gallina criolla en las capitales de las naciones ni un gallo para pisar las nuevas crías. En México se dificulta encontrar en la ciudad capital una de esas criollas y todas dicen ser capitalinas y que ninguna hierba rural han consumido.

 

En la Franja de Gaza vimos como un gallo quiquiriquí canto en medio de la masacre que ocasionó Israel sobre los mortales humanos de Palestina, un perro ladró cuando escucho el bombardeo sobre los edificios de los civiles indefensos y desarmados. No sabemos que carne consumen los gobernantes de aquellas naciones que gustan de guerra, destrucción y muerte, aunque algunos exclaman no comer carne de cerdo. Los periodistas deberían preguntar a aquellos que disparan sus rifles, morteros y proyectiles: ¿Qué consumen sus estómagos que los hace inmunes para asesinar la vida y para destruir la naturaleza sin medir las consecuencias con los daños colaterales?

 

La calumnia no está en la boca de los cerdos y jamás mienten o traicionan y nunca conocen la envidia o el egoísmo. El calumniador no hace parte de la familia de los puercos y no llevan su sangre porque el marrano tiene más pura su genética. La decencia de los cerdos nos ha transmitido honradez y pulcritud hasta en el brillo de sus ojos y carne. Deberíamos elegir de presidente en el futuro a un cerdo mayor que haya pasado por la zona rural y que haya caminado por las calles citadinas.

 

El cerdo no estaría en condiciones de traficar con lo ilícito y la razón de todos se fortalecería al lado de la verdad. Los nutricionistas recomiendan consumir la carne de cerdo pero que no sea de lechoncito y/o lechoncita para evitar la pedofilia y la pederastia. Hay un grupo de estos mismos pervertidos que recomiendan alejarnos de los cerditos y evitar su consumo, pero aun así siguen equivocados.

Salvador Allende

Salvador Allende Gossens (Por Leomas):

 

Un día de 1908, laureles, lirios y azucenas, rodearon la hermosa cuna del infante Salvador Allende Gossens. Un suave perfume a flores silvestres penetró desde la ciudad de Valparaíso en Chile a toda la America criolla propiedad de los indígenas de siempre, recordando que esa nación es de los perseguidos y atropellados Mapuches. Su luz venía alta de la cúspide roja en la escarlata galáctica. Ángeles y serafines rodearon el hogar del recién nacido. Maestros del infinito arribaron a la tierra para homenajear al niño, que, con su seria sonrisa, hizo disfrutar y estremecer a una familia, con sus primeros cambios y un bello sol a cuestas.

 

Rosas rojas invadieron su habitación y pétalos dorados amarillentos por el oro de su encanto con su fragancia, cobijaron las sábanas que cubrían el cuerpecito del clavel. Su madre dijo ver mariposas aterciopeladas en el espacio del país, que guardó silencio del asombro. Vibraciones de rocío, trasladaron su humedad desde el Polo Sur para refrescar y animar la piel amurallada de quien traía un manantial de cristales sonrosados desde el Polo Norte. Desde ese momento su señorío, lanzó amoríos a quienes estaban pisoteados por los injustos que se apoderaron sin escritura del planeta de las contradicciones. Llegó al mundo cargado de ilusiones sanadoras con un taller de instrumentos quirúrgicos extraídos de un material por encima del cobre de la disputa de su suelo.

 

Se inclinó por la medicina para calmar la sed de justicia de su amado pueblo y sanar las heridas de la desigualdad que trae la sangre orquestada. Muy temprano comprendió que los malvados tenían en la miseria y en la pobreza a su gente y a todos en la ruina de las ambiciones aun robadas. El planeta azufrado había vomitado desde una oscura galaxia, a un demonio que durmió 9 meses en vientre prostituto y nauseabundo de las alcantarillas. La maldita sabandija logró en lo oculto de la noche, esconderse con ropajes disfrazado de lo excelso. Dentro de las cenizas putrefactas un volcán de muerte lanzó al aire de los contaminados y desocupados vampiros a un tal Augusto Pinochet Ugarte. Él y sus secuaces uniformados fueron preparados bajo la sombra barbaril y cruel de quienes no hacen parte del verdadero norte planetario.

 

El 11 de Septiembre de 1973 los dioses del olimpo se alinearon para recibir el cuerpo inerte del líder asesinado, que había caído por las balas tóxicas de los cobardes y por quienes para aparentar masculinidad en Santiago, llevaban dentro de si doble vida y debilidad entre sus músculos: Una bota militar que los hizo lanzar en el pasado reciente, bombas sobre ciudades indefensas y que hoy esos mismos lloran en soledad enfermiza con sus monstruos protagonistas que ya no comparten con ellos su propia ruina.

 

Arcángeles y querubines en coro cantaron al universo y abrieron la puerta eterna de la justicia, al ver llegar a quien en la tierra había iniciado la dosis de amor e igualdad entre los oprimidos de una parte del sur de la esfera con matorrales. El cielo abrió su compuerta para recibir el alma del masacrado y junto a él a otros y otras, que llegaban con guitarras, delantales, azadones, libros, palas, tizas, estrados, tarimas, lápices, borradores, cuadernos, tableros, escritorios, ladrillos, plantas, laboratorios, verduras, hortalizas, tomates, duraznos, manzanas, pizarras, sueños, anhelos y añoranzas.

 

La tierra se oscureció hasta el horizonte, mientras los tanques y los rifles demolían demencialmente las paredes con sus cuerpos y edificios. Los cascos de los salvajes arremetieron contra la vida y destruyeron la misma especie. Los cadáveres de los escogidos estaban esparcidos por las calles y oficinas como naipes y barajas de brujas. El desespero fue total con su penumbra. Ningún gobernante de las Américas gritó a favor de los indefensos. Las campanas de los cómplices sonaban al unísono invitando al cementerio. Siluetas de hombres corrompidos con sotanas iguales a engendros malignos bendecían a los sicarios, psicópatas y mal nacidos, que heredaron con ellos la plaga del destierro del cielo encantado como paraíso.

 

Con cruces y rezos de la caverna infernal echaban agua en forma de rito sobre el material de los uniformes y vehículos de los desnaturalizados protagonistas del genocidio también fueron regados por el mundanal circo que lo hacen aparecer como sacramentado. Arriba en las Alturas y sobre una mesa de oro puro y base de nácar fosforescente se leyó un decreto de santidad eterna en la persona de Salvador Allende Gossens y de cada uno de sus seguidores asesinados en esos días que duró largos años.

 

Uno de los arcanos maestro de la ceremonia maldijo para siempre a la guarida de Augusto Pinochet Ugarte, a sus descendientes bastardos, a cada una de sus generaciones y la de sus mismos compinches incluyendo a los actuales varones y mujeres que usan el verde olivo en sus falsos trajes con sus ruines escudos que ponen como señal de quienes ya están muertos en vida y que juntos llegarán al mismo lugar que hoy ocupa en la oscuridad un tal Augusto Maldito Pinochet junto a los mismos asesinos del ayer reciente.

Amor Florecido

Hiciste florecer este amor (Por Leomas):

 

Una célula despegó del sol hace varios años y hoy llegó a mi corazón como tesoro y encanto. Encendió fuego, con rubí rojo brillante y lágrimas de oro se desprendieron de mi corteza. Hubo relámpagos de amanecer y tu fuerte silueta, decoró la habitación que estuvo cerrada. Ráfagas de pétalos soñados, adornaron mi ventana y brotó un cristal con música e hizo fiesta y danza en mis sentidos.

 

Como terremoto en la distancia, llegasteis a mi vida. Como un tsunami, movisteis la tierra que llevo dentro. Semillas de azucenas, rosas, claveles y lirios, nacieron como en primavera. Al poco tiempo regado el plantío, todas florecieron y aromatizaron mi existencia. Ahora estás aquí. Tu húmedo y maravilloso néctar perfumado me alienta.

 

Un jardín inmenso y fresco, irradió tu fina mirada. Invadió todo mi ser tu exquisita palabra. Sembraste ternura y tuve miedo de perderte con la claridad del día. Creí con seguridad al minuto, que habías llegado y dormí esperando despertar sin borrar el sueño dorado. No hubo nubarrones y los cristales de nieve, avisaron de tu llamado.

 

Ahora nunca te debo perder. El sol desde donde salisteis mostró complacencia y cada átomo en su composición lanzó suspiros de vida. Todo es sonrisa y han desaparecido mis tristezas. Me hicisteis sonreír en medio de la tragedia de los últimos años. Tu linda figura transformó mi alma. Fuertes vientos llegaron desde el sur y calentaron el inmenso frío del invierno norteño. Ahora hay verano en mi cuerpo. Alas de acero fueron revestidas con linos blancos y dorados. Tu sonrisa conquistó con manantiales el desierto que se estaba formando y nuevas plantaciones renacieron. Todo se volvió melodía de dioses entretejidos y dejé caer mis secretos sobre tu belleza.

 

Hoy he decidido quedarme dentro de tus brazos. He firmado un convenio con mi mente para escriturar mis besos de por vida, esta alianza que mueve la montaña de mi romance. Quiero que nunca te vayas y que me dejes entrar en tus propias entrañas. Tengo varias espadas de plata para protegerte y un escudo en quilates te hará inmune a lo desagradable. Decirte amor es pequeño. Estoy usando mi escasa imaginación, para enviarte mi alma.

 

Regálame tu risa y haré un nicho para guardarla con coraza invisible en mi pecho. Entrégame tu vida y has con la mía una sortija. Estoy listo sin desesperarme para conquistarte. Quiero construir una casa con aromas celestes para rodear el amor que siento. Cuando llegue a tu ciudad te entregaré mis besos. Mis caricias serán sólo para ti. Mi cuerpo todo esta sonriente y quiere volar a tu encuentro. Espérame y no me dejes. Como te extraño y como te pienso. Eres un manjar exquisito y quiero probarte siempre.

 

He vuelto a componer para ti y tú has puesto energía a mi atardecer. Ahora hay luz muy fuerte y desaparecen las sombras. Te aseguro que ya no habrá fantasmas. Si tú me dejas entrar para amarte, derretiré las penas del pasado y eres desde ayer mi futuro. Eres mi presente y quiero ser tu siempre sin recordar el ayer que ya he borrado.

Utopia deseada

Utopía y añoranza (Por Leomas):

 

Son las tres de la madrugada, la campana del viejo reloj suena como de costumbre y recuerda que ya está amaneciendo. Se levanta de la cama y ve un sofá moderno que salta como resorte. Hay ruido de besos muy cerca y una sonrisa fresca hace gala como si fuera medio día con sol radiante. Que pasa en la otra habitación se pregunta y deja caer un clavel sobre el piso de mármol que esta frio como hielo. Hay murmullos de celos en la escena con las miradas y una lágrima rueda por la mejilla más experimentada que se pone pálida con el chirreteo de otros ruidos extraños.

 

-No te quiero aquí- dice una voz que salta desde las otras siluetas y hay regreso de sueño de donde no debió ese día nunca levantarse. Dos almas inseparables que se creían se pelean como débiles encajes y un crisol esmeralda lleva luz desde una pequeña ventana sobre el pequeño postigo que se formó sobre la piel adolorida. Llegó muy temprano la congoja que termina en leyenda no encantada y el desprecio se hace notar con nota musical que no debería haber aparecido desde el aire que sin permiso ingreso al recinto. Hay burlas juveniles con látigo perfumado de añoranza y sangra una medula en la desesperanza. Una colcha de satines y sedas sale disparada como retazo de nácar y golpea el corazón de quien ama sin pronunciar una sola palabra.

 

Es muy tarde para amarnos dice una voz entre cortada y creyeron que era muy temprano para explicar aquellos quejidos que irrumpió sin distancia. Llantos para no tener que lamentar el encuentro y suaves gritos para no dejar que se escape a velocidad la salida. Los dos no entienden que el día empieza a llegar con el canto de los pájaros y que han pasado varias horas mientras se contempla la escena que parte el alma y destroza la inexperiencia de quienes aman.

 

De nuevo se acercan cuerpo a cuerpo como para comparar el ayer y ese día y se alejan con un saludo moribundo como si jamás hubiera llegado ese atardecer que ilumino emociones que estuvieron dormidas. No puedo ser tu amor porque he comprobado que me he equivocado y que seguramente hubo pasión sin estar enamorados. No me rindo dice el enamorado y abriré la puerta en despedida y estaré esperando que pasen las horas a ver si llega de nuevo las brisas que recorren las avenidas.

 

Un mandarino con pequeñas hojas entremezcladas golpea la pared de la mansión, mientras el tronco de una gigante ceiba se mece como si un huracán hubiera llegado para alborotar de nuevo la mañana. Se despiertan del sueño que los llevó varios a imaginar un idilio de dioses planeando que estaría unidos siempre sin romper el lazo que lograría conducirlos a una meta nunca soñada. Nuevas lágrimas caen como pergamino sobre el sol radiante que ilumina la piel calentando los cuerpos y despierta los recuerdo. Ahora si se despiden hasta no volverse a ver y lograr sembrar la distancia que se convierte en lejanía y jamás volverán a cruzar palabras porque aún el día termina sin firmar compromisos con el sol porque la luna siempre se interpone evitando llamaradas.

 

Llega tenue como relámpago la despedida que nace no compartida, una cortina de seda se desliza por el cuerpo de quien estuvo triste y ve debajo de las palmeras varios pájaros que tratan de volar cerca a la playa que logra ver desde su ventana. Hay calor afuera acompañando el fuerte verano que hace pasear a otros enamorados que caminan como si nada pasara y dentro se rasga la brisa que humedece un corazón que con angustia de muerte se resbala sobre la noticia que debe aceptar porque así se dio aquellos días.

 

Por fin se despiden en la puerta como si nunca se vieron sin tocar un dedo de sus manos y en silencio prometen jamás versen cara a cara y conservar la distancia para no lograr herir el alma. Todo ha pasado al final de dos largos años encantados y se olvidan los dos de los instantes que juntos construyeron un remanso que no logro mecer la enredadera porque se deslizo el rocío.

 

Desde ese momento no se volverán a ver un día más en el calendario de sus vidas y allí se rompe el cristal del embrujo hechizado como si las palabras nunca hubieran existido y jamás se hubieran pronunciado. La silueta con el corazón más fuerte estalla en llanto y la otra sale sin ninguna preocupación por las escalaras que dan al jardín que un día cualquiera plantaron y que es testigo del trajín que con sigilo regaron.

 

Han pasado más de 20 años y aún espera en silencio y revisa que la puerta no se cierre y deja abierta la cerradura a ver si regresa del pasado. En las noches sigue allí al lado de la ventana esperando que llegue la misma voz que hizo brisa en el paladar que degusto el mejor beso sin ser robado. Esta idea que pasa por mi mente es imposible se dice en su silencio acostumbrado. Apaga la luz desvaneciendo la lámpara y esperando dormido el nuevo amanecer que lo llevará a su propia rutina:

 

Antes de ir a la cama al descanso cada noche mira la fotografía que esta incrustada en la pared construida especialmente para colgar el mejor recuerdo, sonríe al saber que el tiempo pareciera no haber pasado e insiste seguir creyendo que hasta la muerte siempre estará enamorado.

martes, 13 de febrero de 2024

Envidia Formula

Medicina casera contra la envidia (Por Leomas):

 

Se ha preguntado usted: ¿Por qué hay envidiosos?

 

Los especialistas en conducta y comportamiento humano no saben a ciencia cierta la causa y el origen del ser del envidioso(a). Aún los muchos profesionales y entre quienes van a las aulas universitarias y a los mismos laboratorios de investigación, la envidia se hace notar y hace parte del vivir de la moderna sociedad o suciedad. La competencia aparece y nadie tiene en cuenta el talento del protagonista que avanza con éxito. La envidia dejó secuelas en el pasado. Fue la inquisición una respuesta violenta y sanguinaria de envidiosos y vagos, contra los creadores, innovadores, pensadores y quienes tenían la verdad con razón en la praxis.

 

La envidia Por lo general está más en mentes débiles, ineptas, mediocres y desocupadas. El envidioso goza de permanente complejo de superioridad. Hay un refrán que resume al envidioso: "Sufre cuando los demás gozan y goza cuando los demás sufren".

 

El envidioso nunca da la cara de frente y critica desde su propia cocina. Siempre usa frases como: se dice que..., posiblemente es..., a mí no me consta, nadie asegura lo contrario, pero..., ese se cree el mejor de todos, esa se cree la mujer maravilla", ni siquiera fue a la secundaria, yo si soy profesional, yo soy el mejor de todos, ojalá tuviera mi apellido, mis hijos son los más bellos, mi esposa es la más hermosa de todas, soy de una familia de reyes y príncipes, Dios me dio dinero, prestigio y fama, y otros muchos y muchas.

 

El envidioso es un ser atormentado y tiene a su vez desequilibrios de tipo sexual. Sus amores son platónicos y como no las sabe usar bien, se las imagina en forma contraria al suceso. Nada lo complace y "ni raja ni presta". Los facultativos de la experiencia y los sabios latinoamericanos han creado la siguiente medicina para transformar al envidioso en un ser productivo, sociable y de buenos modales:

 

1. Tomar 5 vasos de agua potable en ayunas hasta que su cuerpo lo obligue a ir al baño en forma urgente para expulsar la angustia existencial que vive dentro de su cuerpo por ciclos.

 

2. Caminar en las horas nocturnas dos horas diarias. Preferiblemente a orillas de un río o de una quebrada. Si no hay una de las dos usar la piscina de un club proletario. Debe alejarse de las playas para que no vea bellezas y/o curvas de los otros o de las otras. No deben ir a Miami y menos a Cartagena de Indias. Terminantemente prohibido turistear en Cancún, Playa del Carmen, o Quintana Roo. Que ni se les ocurra ir a Francia en época de verano y cuidado con pisar Madrid. Allí puede haber excelente competencia. Se les recomienda alejarse de carnavales, fiestas, francachelas, comilonas en grupo, orgias, ferias y parrandas.

 

3. Consumir 1 limón masticado con cascara cada tres meses antes de acostarse durante tres años.

 

4. Leer un libro de literatura infantil o un cuento de hadas, cada tres días durante 10 años.

 

5. Improvisar danzar en punta como en baile clásico, 10 minutos a medio día cada día, durante 15 años al aire libre.

 

6. No ver, leer y/o escuchar noticias reales. No escuchar noticieros verídicos. No leer periódicos en su propio idioma. Alejarse de los periodistas de por vida, de militares, policías y de micrófonos y más sin son usados para aumentarla.

 

7. No escoger la profesión de periodista y menos la de comunicador social. Evitar tener en casa cámaras de fotografía, grabadoras o filmadoras.

 

8. Unirse a los grupos no anónimos o a aquellos personajes que creen en brujas, fantasmas, magia y hechicería.

 

9. No ingresar nunca a un grupo espiritual y menos si allí donde haya santos inventados y santas como esculturas o pinturas. No confesarse con un cura y menos si el sacerdote es soltero. Jamás hablar con un obispo panzón.

 

10. No usar reloj de mano. Sólo en caso de emergencia lo puede portar en su mano derecha escondido con camisa larga. Cuando vaya al trabajo ir por el andén donde no caminan personas de la mano de otro.

 

11. Se le recomienda soledad a todo tiempo. Debe alejarse de las multitudes y de los multicolores. No debe vivir en Toronto ni en ciudades o pueblos multiculturales. Debe cambiar de lugar ojalá lejos de la civilización cada 6 meses. Se le recomienda vivir en zona rural dentro de una choza de paja rodeado de bejucos y arbustos.

 

12. Permanecer soltero(a), toda la vida al menos que se enamore de otro(a) envidioso(a) igual o peor.

 

13. Dos envidiosos enamorados pueden ayudarse mutuamente y ser felices eternamente sin obstáculos. Se les recomienda altar y matrimonio en secreto sin presencia de un sacerdote porque se puede robar al novio.

 

Favor no confundir envidia con chisme. Esta es una tara que más tarde le daremos la fórmula de solución y la medicina para removerlo.


Éxito y esperamos pronta recuperación.

Ricardo Llamaban

Y se llamaba Ricardo (Por Leomas):

 

El caserío estaba lleno de risas, juegos, caballos, ganado, cabras, mulas, burros, trenes, flores, bambúes, perros, patos, gansos, gallinas, gallos, obreros y varios cultivos. Allí en medio del silencio el joven adolescente visitante observo el panorama, por vez primera regó su plantío, entendió que venía de un señorío que alcanzaba la fragancia, sin guardar distancia vio muy cerca un radiante y bello rocío. Las miradas se cruzaron y en segundos dos razas quedaron entrelazadas, aunque no los dejaban saludar y tuvieron que utilizar la malicia del turpial y sin hacer maldad desbloquearon cada muro.

 

Dos pueblos distantes, uno sin riquezas y el otro lejos del río sin medios de comunicación en donde cada canción se hizo al lado del hermoso ruiseñor. Tres ideas de familias que están en otrora tiempo sin límite y complicado, donde ponían a trabajar a los bueyes, el salario obreril era muy bajo y había formulas nefastas y contrarias para conseguir nuevos amigos. No fue fácil escalar la pequeña montana que de las casas iban a la quebrada, una perla dorada se cruzó en el camino y todo se hizo destino convirtiendo hasta la madrugada en sol que abre el corazón cuando es fino.

 

El Hospital cerró sus puertas muy en el atardecer y todos sin querer abandonaron sus salas, un intrépido laurel no acepto la retirada y sobre sabanas doradas allí su cuerpo tuvo que detener. El expreso automóvil llegó con gente muerta de frío, sólo uno estaba sombrío porque había recibido la noticia que el viento del poblado allí se estaba esfumando y que posiblemente no vería más su encanto y menos su risa. Subir al último piso le costó varios suspiros que enredaron el dolor con sudor como piedras de zafiros, lágrimas estaban sobre sus ojos por sospechas de haber perdido a quien hizo sonreír la sombra de aquello desconocido. Las enfermeras dijeron mire allí está él, pero ya no siente escalofrío, le estuvo esperando muy entrada la tarde y se vino a desvanecer cuando la noche engalanaba la brisa de este nuevo amanecer.

 

Sábanas doradas y blancas cubrían todo su cuerpo, claveles y lirios blancos su rostro encantado rodeaban, como un príncipe escarlata azulado se veía su silueta y la fuerza de su figura se parecía a un hermoso corcel dormido. Su risa de ángel divino quedo incrustada para siempre con sus dientes como perlas y diamantes, la tristeza llenó todos los vacíos y la tétrica ventana miraba a la ciudad, pero era simplemente un gigante caserío en donde las amapolas no se sembraban por miedo al vendaval que llegaba cada mes y dejaba baldíos. La luz del sol opaco el contorno con exquisita sensación y comprobó como lirio que su gran amigo se había ido.

 

Los médicos dijeron en coro, él ya no regresará al combate, sabemos que sus ojos siguen brillantes como si alguien les hubiera pegado esmalte y nuestra medicina no alcanzo a fulminar la intrusa bacteria que destrozo su semblante. Al ver las nuevas miradas que rodeaban el cadáver inerte aunque parecía vivo, supo comprender que hubo un lazo muy irrompible y que la de él todo fue brillante. No entendieron la crueldad de ese día inesperado y pensaron que el manantial había herido la vida aumentando la consternación cuando el sol se detuvo.

 

No comprendieron la gravedad del asunto de la ausencia y el mundo los hizo testigos del frio que vive en los corazones cuando se presentan razones para dividir la sociedad en células diferentes contradiciendo la verdad. Lágrimas sobre el colchón las enfermeras recogieron y algunas sobre la almohada con cucharas de oro se esculpieron, llantos y sollozos frescos regaron a su parentela y todos recordaron que el amor no se ensena en la escuela.

 

Látigos en el corazón cayeron como centella y la noche se hizo bien corta y la mañana llegó como metralla que enluta. Gritos desgarradores de su progenitora se escucharon en el balcón y un aguilón voló a lo lejos para no contemplar la retirada del sol y no quiso estar presente en nuevas lágrimas. Claveles sin el rocío hicieron algunas congojas y lirios de este rio llegaron como coronas. Un fuerte viento sembró una oscura conmoción y se destruyó cada emoción para nunca más cantar como antes la orquesta interpretaba.

 

Testigos de la tristeza estaban en todas partes de la nación, y al turpial que canto 19 años lo colocaron en un cristalino cajón y 6 jinetes con sus caballos en carroza lo llevaron y allí en tierra caliente lo enterraron sin la presencia del ruiseñor. Rosas fuertes y rojas se esparcieron como diamantes, llegaron nuevas flores que fueron colocadas en línea como si cada planeta hubiera bajado para adorar la morada y hacer relucir el diamante. Tristes quedaron los dolientes como águilas plateadas sin control y los canarios entonaron en coro silbidos que hoy siguen en el corazón. -Hay palomas en la ventana- dijo quien abría el postigo, hay águilas doradas rodeando el cementerio y hay mariposas que vuelan sobre el primer piso y todos lloraron de lástima sin aceptar que había partido.

 

El suelo dejó la jornada y el calor los hizo despertar. La sirena dio la retirada y cada llanto dejó de sonar. Hay hechos de causa en refriega, que niegan el ocaso azulado y siguen apareciendo sus ojos negros acrisolados. Hoy recorre cada suceso un hermoso manantial y aún en las noches frías estás allí como oro sin lugar buscando el mismo nicho que guardo esta hermosa joya que sigue despertando la brisa que baja ahora sin congoja.

 

-Cosas de la vida- dice el poeta sin causa, estas tragedias están en nuestro recorrido y aunque aparentemente tenemos nido en cualquier momento uno de nosotros no sabe cuándo tendrá que volar. Traiciones clama el pariente cuando no hay quien pague la fianza y todos se sienten potentes cuando están vivos y tienen ciertos recursos que los hace soberbios y el día que ven partir a sus seres queridos, dicen que se quedan heridos, pero eso no es cierto es sólo por un instante mientras el cortejo fúnebre llega al sitio adormecido.

 

Todos siguieron allí muy cerca al cementerio por horas esperando que el turpial despertara y alguien quiso decir -esto no es un sueño y desde hoy habrá mucha distancia a donde ninguno de nosotros aun no puede ir-. Hoy está en la pared para siempre su hermoso y bello retrato, que luce como crisol y solamente hay gala cuando mira en la madrugada a quien fue su contertulio en esas más de tres mil y algo más de madrugadas.

domingo, 11 de febrero de 2024

Asesinato 14

Asesinato en la calle 14 (Por Leomas):

 

Eran las 12.00 de la noche cuando empezó en la ciudad capital la balacera. Un grupo de hombres armados con ametralladoras, rifles, pistolas, revólveres, escopetas, pasamontañas y ropa ligera dirigió la matanza, algunos tenían panza, ciertos ajustado el pantalón, varios no corrían si no que marchaban, todos caminaban erguidos y el jefe que los comandaba estaba algo barrigón. Los transeúntes que eran búhos nocturnos se enteraron, otros el trabajo los obligaba a trasnochar y los vieron, decenas de hombres de la vida alegre, quedaron asustados y anonadados, la sangre sobre el pavimento y la calle asfaltada dejo un mapa de discriminación y vergüenza en la jornada, hubo llanto y gritos de espanto, se escucharon campanas moribundas y se escondieron las vagabundas que no pagaban impuesto y algunas tabernas cerraron sus puertas y dentro hubo conmoción.

 

Cayeron inertes inicialmente se contaron 7 mujeres embarazadas y 5 jóvenes en la cancha, 30 varones cerca a la estación del tren, 20 vedetes en la acera de prostíbulos y antros del centro, 15 travestis sobre la gigante autopista y 25 jóvenes de ambos sexos, todos de distintas edades murieron al llegar al hospital al instante al igual que las lechuzas eran excelentes caminantes. El fotógrafo de un periódico madrugador reconoció a tres de los cuerpos baleados y dijo a los periodistas que él estaba algo cerca pero que nunca reconoció a los maleantes que estaban enmascarados y que a los 15 minutos se alejó de la escena para no comprometer la vida de su amante. La prensa distribuyó la noticia escasamente sobre la mezquina danza y guardaron silencio sin mencionar desde ese primer día a los responsables y usando la prudencia dejaron pasar a los culpables.

 

Los políticos se reunieron para asumir el control en la oficina de asuntos internos de quienes impartían justicia, pero lo hicieron con precaución y sin dar un concepto favorable o en contra a la distancia. El Alcalde bajó la cabeza como gacela herida, no quiso opinar porque él trato de insinuar que esas muertes no le importaban y nada valen. Mientras el juez interrogaba a los testigos del incidente un teniente en el sitio gritó con hipocresía y en forma desesperada esa es una huevonada, no debemos pensar y no es positivo opinar porque en el planeta hay ocasiones iguales. Las autoridades concluyeron que eran fuerzas extrañas, que no eran adivinos ni videntes pero que incrementarían la fuerza policial. La gente del pueblo decía: "Todos son sicarios de esta misma comarca, se veían bien entrenados y disparaban sinigual". Algunos casi en silencio y con sigilo gritaban en voz baja y a escondidas: "A esos los llaman mano negra, ninguno tiene buen aroma o fragancia, unos huelen a nicotina, otros a marihuana, se les nota que fuman hierva prohibida y una gran mayoría de ellos expelen olores a botas mundanas".

 

Las funerarias abrieron felices ventanas y puertas y la propiedad del despido elevo los mortuorios, aumentaron los velatorios, subieron la tarifa económica con exceso en el cobro, los gastos sin piedad tocaron todos los bolsillos y varios dolientes quedaron más pobres por la estafa en cada entierro. Los familiares vendieron aun hasta vacas, cabras y ovejas y algunos empeñaron alejas para cubrir la fiesta enlutada que se hizo cada vez más negra ofreciendo a cada participante bebidas amargas y añejas. La primera autoridad aumentó con farsa sus recibos y guardo para él tres veces el valor de lo invertido. Gente de varios lugares llegaron al mismo entierro hubo miles de comentarios y los chismes también arribaron. Todos en caravana rumbo a los cementerios desfilaron como en destierro y los donjuanes aprovecharon para enamorar a las viudas. Rosas de varios colores, azucenas del cultivo de Don Olivo y frescos claveles sin gracia adornaron el luto e hicieron gala presente con traumas, congojas, lágrimas, moralejas y trampas.

 

La multitud consternada oraba con rezos y alabanzas, también contaban chistes y se oyeron risotadas como si las fiestas de los carnavales se hubieran adelantado, hasta los vivarachos aprovecharon el episodio para vender cachivaches y ofrecer en venta cosas viejas. El cura del pueblo gemía demostrando templanza y se hacía con la cara triste, aunque no derramo una lagrima, éste creía que sus rezos y alabanzas los iba a librar de cada pecado que tenían los muertos y los crueles asesinos. Los más listos del pueblo sabían quienes habían disparado, pero guardaron silencio porque eran funcionarios y recibían cada mes un cheque grande del erario y de otros negocios que hacían cuando no estaban en turno asolapados. Los pobladores rurales y algunos campesinos para no meterse en líos se fueron a sus arados, miraron a otro lado evitando que la metralla también le ajustara las cuentas o le destruyeran sus propios hígados. Los estudiantes miraban los cuerpos y estaban muy destrozados y ellos ya se imaginaban quienes y desde donde habían apuntado. La gente de la población denunciaba: "De los muertos conocíamos sus andanzas, de los vivos asesinos viven cerca de nosotros y son nuestros vecinos, tienen soberbia y arrogancia". Algunos eran homosexuales, otras aves nocturnas, varios gustaban de la parranda y también había marihuaneros, muchas mujeres de vida alegre y otras de la porfiada elegancia, varios trabajadores y murieron otros tontos que en la madrugada acostumbraban en hacer gimnasia.

 

En varias noches los culpables repitieron sus crueles y bajas hazañas, durante tres largos años cayeron muertos de todos los puntos cardinales, las funerarias se enriquecían, seguían aumentando la tarifa y cada vez que sonaban las balas sumaban más el número de caídos. En las paredes del citadino centro los valientes muchachos a escondidas escribían los nombres del grupo que asesinaba cada partida, aparecieron nombres de jefes comunales, algunos de altos mandos y varios de medios mezquinos. No se escaparon ciertos políticos que hablaban de paz y hasta lideresas mujeres estaban siendo denunciadas en las paredes que no eran para nada encantadas. La lista de culpables estaba a la intemperie con algunos grafitis que ilustraban las macabras maniobras y al otro día rápido alguien borraba, aunque la gente del común lograba leer. Los asesinos se reían en oficinas y salas de casas, en restaurantes y tabernas que disimulaban ser de rectas costumbres, siempre un necio o un torpe los delataba entre los grises, llevando la noticia a los verdaderos autores, el vino de los señores se mezclaba con panes finos, la danza de la muerte logro mermar a los habitantes nocturnos y en la noche la urbe era muy parecida a un angosto cementerio donde todos estaban de duelo, aunque modelaban los pervertidos.

 

Los pobladores con vergüenza sintieron temor en las esquinas y los edificios de gente decentes puso rejas con varillas de hierro y ciertos obstáculos para evitar siempre la matanza. Los prostíbulos cerraron por prevención sus cantinas, damiselas y cortesanas se quedaron sin lana y desaparecieron los clientes y a quienes se les caían los dientes se quedaron sin dentistas. Los celadores en fila se uniformaron como gorilas, los hombres armados se escondían en los pequeños parques, los periodistas como de costumbre guardaron con egoísmo la información, se detuvo la emoción y desaparecieron las risas. Cayeron varios muchachos bajo las balas de plomo y muchos de alto calibre que sus rifles llegaban del exterior, hubo miles de puñaladas que atravesaron el corazón y algunas lesionaron el riñón y todos morían en urgencias. Los nombres de varias damas hoy están en la lista de los tomos de esas que caían en las calles, sobre andenes ensangrentadas y hasta los perros callejeros muchas veces fueron heridos. Los libros se fueron llenando de noticias y leyendas de terror, mientras la impunidad reinaba en la patria sin seriedad y nadie se sintió autoridad para repeler las masacres.

 

Una noche los perversos, dejaron un gran vacío y sobre un pavimento cayeron 350 muertos y 1.200 heridos. Todos hacían vida nocturna trabajando o gozando de francachelas y algunos lentos que caminaban desentendidos, otros que pasaban por el lugar algo desprevenidos. La algarabía con sus habitantes salió a las calles, los pobladores no aguantaron más y como si fuera una fiesta la gente empezó a gritar que pararan tanta matanza. El teléfono del Juez sonó muy en la madrugada mientras este dormía con una que no era su acostumbrada amada. La voz le dijo con fina pausa: Su hija también estuvo mal parada y en la madrugada de hoy ha sido asesinada. Los altavoces del cuartel llamaban al teniente de buena panza para darle la noticia que su hijo de 18 años falleció en otra de las matanzas. La secretaria llamo por teléfono al jefe comandante y le explico con urgencia que sus dos hijos también los alcanzaron las balas y ahora estaban muertos en el suelo porque no hubo ambulancia para acercarlos al hospital.

 

El Alcalde no se escapó de otra semejante llamada, éste estaba tomando Whiskey muy de madrugada celebrando el cumpleaños de su perro guardián que se lo había regalado la concubina del general. Su esposa le comunicó -nuestra hija fue masacrada-. Ese día antes de salir el sol un sacerdote llamo al señor obispo para avisarle que dos hijos que nunca registro como suyos en la notaría también estaban agonizantes y que el medico había confirmado que seguramente en pocas horas sus cuerpos estarían congelados. Los asesinos y protagonistas llegaron alegres antes del canto del gallo para pasar parte de victoria a sus jefes en finos caballos, traían la lista en mano de todos los caídos y debían recibir la paga por disparar con buen tino. Esta vez las emociones no lograron su fin y todo se salió de control cuando el alcohol y los tragos confundió a los delincuentes. El grupo enloquecido empezó un nuevo pasquín y hubo gritos a granel como feria campesina o como si la música de llanto se hubiera salido de una cantina. Como culebras heridas se hicieron cruces de dolor y un loco borracho desde otro salón empezó una nueva y cruel balacera.  

 

Hubo mucha confusión porque ráfagas de metralla y bala de revólveres entre ellos se dispararon, cayeron los encapuchados psicópatas muertos como cucarachas de plaza o como ratas de alcantarilla cuando prueban el veneno y hasta los meseros del lugar también cayeron muertos al suelo. Los sesos de los asesinos quedaron esparcidos sobre el piso como si fueran tomates podridos y sus cabezas estaban cortadas con heridas de cuchillo y todos parecían armadillos con corazas ensangrentadas y varios estaban sin camisa porque a esa hora tomaban. Los muertos seguían cayendo uno a uno y 3 metros de distancia y el número excedía al de las baldosas que habían cambiado en la tradicional plaza. Entre los mismos asesinos se mataron a quema ropa, las pistolas brillaban como regalos con coca y los fusiles estuvieron protagonizando la muerte entre compañeros de matanzas. La ciudad quedó sin alcalde sin comandante ni notario, el obispo solicito traslado y nadie reemplazó al militar. El juzgado cerró sus puertas y el pueblo no volvió a ver al cura quien más alto cobraba el dinero por las misas y cada funeral. La -mano negra- se ha ido dijo la radio del lugar y los periódicos escribieron que en el cruce de disparos murió el general, toda su familia igual los presos del penal.

 

Al siguiente día los pobladores fueron testigos del episodio todos se convirtieron en fieras como si las hubieran soltado de jaulas y como chusma enfurecida se convirtió en una turba sin par y con machetes, garrote y piedras, armaron una nueva revuelta. Hubo locura colectiva y muchos desenfrenos, hasta los niños de 10 años se armaron como si fueran policías, de todos los rincones había fuego encendido y se veía humo que salían de las barricadas. El cuartel fue destruido, se derrumbó a golpes y empujones la casa episcopal, la parroquia quedo en llamas como brasas de fogata, también hubo un incendio en la cárcel al igual que en el hospital, se quemó la Alcaldía y las puertas de la justicia, hasta la catedral quedo hechas cenizas. Las paredes del juzgado hoy recuerdan algunas algarabías y el nuevo juez logro poner las fotos que recuerdan eso que empezó en las calles y que termino en los salones desde donde se tejieron las masacres. 


Aumentaron los entierros en el pueblo de los desalmados, pero sin funeraria que también se habían quemado. Los mismos muertos que eran los reos asesinos los enterraron como desnaturalizados en el solar de don Heladio, todos quedaron sin registro y nadie se acordó de sus nombres. Una tumba comunal para el grupo de encapuchados y hasta los libros de cuentas que eran de la chamuscada alcaldía llenó la tierra y el sembrado recreando en forma macabra la tristeza de ese fatal final. Todos fueron culpables incluyendo a los miembros de la prensa, porque permitió la masacre sin denunciar nunca a los culpables y porque ellos recibían dinero para no repudiar a quienes ingeniaron la primera masacre.

 

Hoy la costumbre pasó a otras manos y a otras mentes perversas, pero como nada se oculta a esos les también llegará su cuenta. Y como se dice en nochebuena… -Quien desea vivir feliz debe respetar su propia vida y la misma vida ajena, y no usar autoridad o su pensamiento para resolver los conflictos con violencia sino en paz, aunque algunos sean contrarios a las normas en defensa de la vida y en contra si de la vanidad. Quien busca y planea la muerte en los otros, así estén equivocados, su vida y la de los suyos quedara debajo del arado o entre la misma maleza que dejan los desalmados-. Todos deben saber que el cobro llega en cualquier momento, aunque se debe esperar un excelso juez o una perversa revuelta. 


Amar y dejar vivir no se aprende en la madrugada sino durante toda la vida con excelente testimonio dorado aun en la retaguardia. Quien a su gente asesina como a puercos del pantano, en un momento de control la justicia bien aplicada desbarata como estiércol aun a quien gobierna al marrano y con su propia experiencia altanera le llega la retirada. Nadie enterrara a quien estuvo equivocado porque pagara su delito sin tumba, sin quien lo recuerde y ni siquiera los cachos de cabrito o de venado que hubiera cazado.

jueves, 8 de febrero de 2024

Narra su infancia

Él Narra feliz su infancia (Por Leomas):

 

Todos como el viento quedaron por fuera de la gigante y extensa casa. Sobre la calle la bella mansión cerró sus puertas para siempre a sus inquilinos y salieron expulsados como a intemperie de borrachos sin casta. Cada cual a solas buscó una nueva vivienda en medio de tempestades que hicieron vibrar la maleza junto a un escaso trigo que algunos vendían. Al final de la pubertad de los doncellos su colegio y amigos de infancia no entendieron aquello que pasaba ni por que tomaron esa cruel decisión al alejarlos de muros sin una sola diversión. Nadie se enteró del acontecimiento por las distancias entre rieles, puentes, estirpes, abolengos y cunas de madera espinada. En forma hermética aprendieron los niños a guardar con prudencia silencio, a no quejarse de nefastos sucesos frente a desconocidos y menos a contradecir a los adultos que en todo se equivocaban. A la ligera y como desamparados que sufren las inclemencias de los mayores errados, salieron en busca de primeras aventuras de vida y nuevas almohadas.

 

El progenitor tomó una medida muy drástica por buscar amor entre faldas, y prostituidas moderadas, logro vender la casona en subasta no colectiva enajenada, pero si muy como tormenta rápida. Hambre sintieron los pequeños sin recursos económicos en sus bolsillos, los adolescentes fueron testigos de la retirada y del atropello que sobre ellos cometieron en aquella insólita madrugada. Las mariposas de febrero acompañaron la caminata, los grillos y cigarras de abril los abrigo con serenatas y los festines de mayo pasaron sin poder decir nada. Los rústicos baúles de los remiendos construidos en madera de cedro guardaron para siempre la nostalgia. No hubo lágrimas en la retirada y no había quien en ese entonces los mirara o se enteraran porque el rio se volvió revuelto por barros que de los montes bajaban con cenizas vulcanizadas.

 

Los pisos estaban sólo en tierra, los murciélagos en las noches los visitaba, hubo canastos retorcidos, gallinas y pollos que de estiércol regaban, y ruidos de equipos con alto volumen que era costumbre entre cavernícolas y todos se ufanaban. Los ranchos de Margarita y Ofelia llenaron de familiaridad el retoño de magia y como encanto en esa triste retirada. La rosa blanca de la mañana hizo brillar las ideas y nuevos proyectos improvisados fueron llegando poco a poco hasta vencer la cruzada y los troncos podridos que estaban tendidos en las caminadas. El sueño llegó hasta el futuro que no se esperaba y todo cambio de repente sin chicha y nunca un vaso de limonada. Hoy a todos les produce risa el suceso, no saben cómo resolvieron esa mala jugada que truncaron los retazos, partieron los vasos de murano y rompieron las tazas esmaltadas. Les causa añoranza hoy en día que no volvieron a pisar de nuevo las aguas claras y las arenas calientes del río de la Magdalena, que con su ciénaga los observaba, siempre los llamaba y ciertos días allí se bañaban.

 

Ellos jamás volvieron a ver los claveles del patio de la casa, ni las rosas de las Montoya, menos aquellas butacas de la mujer negra que se tiraba pedos en la sala y desde allá se escuchaban, con nalgas tan grandes que asustaban a los Jiménez y a los Torres les gustaban, las damas que se creían de mejor estirpe siempre se espantaban llamando a la autoridad para ver si la calmaban o linchaban, cuando llegaba la policía la pedorra a ellos los entretenía y los encerraba. Los vecinos sólo reían del acontecimiento a carcajadas, una gran mayoría era gente enchamicada y tenían por costumbre el chisme y las risotadas, eran vagos, haraganes y ni cocinar experimentaban. Las flores con sus cayenos y los retoños florecidos de guayabos y limones quedaron como chamizos sin su fragancia acostumbrada porque los valientes chicos ya nunca más las regaban. Los aromas de la primavera se estancaron como fuerte verano de asonada, las hortensias se marchitaron junto a geranios y lirios que allí se apostaban.

 

Uno por uno de los parientes y conocidos se fue escondiendo en la pésima jornada, así como cerraban sus puertas, también las cortinas y sus ventanas que no se almidonaban. Los más cercanos que decían estimarlos se hicieron los de la gota gorda amargada, amarraron con lazos gruesos la conexión en la franja y ninguno de esos no quisieron solucionar nada. Todo fue una gran marranada y los más civilizados parecidos a una fiesta novillada con carne de la más barata y chicharrón en grasa pasada. Los protagonistas eran adolescentes sin experiencia de la vida y salieron de la casa sin utensilios y sin cobija alargada. No hubo ayuda para sembrar de nuevo la palmera frente a la puerta principal o para mirar por encima de la tapia de los Díaz que entre otras cosas también se comieron solos el tamal sin picotada.

 

Jamás volvieron a escuchar los golpes en el techo que eran producidos por las piedras que lanzaban los Vanegas sobre el tejado, o los trozos de madera que los Gómez tiraban desde esos grandes muros que los acomplejaba. Lejos de la comarca todos recordaban la llegada del lechero, del vendedor de fruta cerca al cartero que siempre esperaba o de esos que gritaban en las calles que había dulces en venta, paletas, helados y cocadas. Los árboles de matarratón ya no fueron testigos del fuerte sol sobre la pradera encantada y el olor a petróleo quedo en las casas de los obreros que se sentían duendes alquimistas, magos de mediopelo o brujas encantadas. Los varones ancianos se trepaban sobre las tapias de los muros para amancebar a las vecinas que después del pago se quejaban y algunas afirmaban que su buena fe fue asaltada, pero era todo mentira porque de los troncos de los viejos todas lo disfrutaban y de esos toques manos varias quedaron embarazadas.

 

Cajas y maletines viejos estaban al lado de las pocas pertenencias que les dejaron en la retirada con pedazos de alfombras que ni figuras se les notaba, pero los hicieron chatarra para empezar de nuevo con un baúl de madera refinada, quien entrego el dinero de la venta era tacaño, miserable y oportunista que a todo momento robaba. El sol diario de la mañana se oscureció por varios meses en esas trasnochadas, luces de rayos fuertes acompañaron la nueva jornada y después de seis meses de trajinar la charrada se estabilizaron y aunque no llego la calma si la mesada. Corrieron a refugiarse a casonas pobres y extrañas, a mundos que ni las matas acostumbraban y en donde no había nevera ni radio, menos colchón y los pobladores de esos lugares no tenían nociones de eso que era una almohada. Los baños de la modernidad no existían en la nueva casa, acurrucándose para el servicio y la regadera era antaña, de cobre oxidado y destartalada.

 

La totuma que se usaba como taza para tomar guarapo, esa fue regalada por los fanáticos de la doña que hablaban de generosinada, y el mismo recipiente hizo de ángel guardián en la historia narrada y machacada porque algunos comentaban que el mismo recipiente lo usaban para las orinadas. Tortas de amor hechas de harina con chicharrón era uno de los comestibles que siempre sobraba y el agua de panela caliente nunca faltaba como muchas veces se convertía en bebida helada que hacía vomitar a los mancebos cuando uno de ellos trotaba. Así llenaron el estómago los pequeños aventureros que cambiaron la rutina entre la lucha y la nostalgia y sin carne asada.

 

El paisa que vendía los chicles y dulces quería llenar de placer su propia aventura desenfrenada y hacia propuestas lidiosas al más bello entre leones y tigres que ya ofrecían sus encantos entre escondites y chamizadas detrás del colegio o cerca de las canchas avanzadas, pero se impuso la fragancia con la templanza porque el lindo muchacho no se prestó para esa mal jugada. Hubo pureza y brillo de encanto en el suelo de los matorrales sobre la pequeña quebrada y allí empezó a conocer como el interés llega primero a la solidaridad estiercolada. Habían miradas que seducían los hermosos cuerpos atléticos que crecían libremente sin disciplina enajenada, hasta las chicas inmigrantes cuando iban a la quebrada los tocaban, así se volvieron esquivos y guardaron distancia de cabras, ovejas, yeguas y mulas ensortijadas.

 

La campana del Colegio sonaba muy triste cada día sin sus viejos alumnos y algunos de sus anteriores contertulios daban la noticia que algo y a alguien extrañaban. El joven ruiseñor dejó de cantar en la ventana añorada y la mejor silueta se había retirado de juegos y de la planada. El profesor regañón con rostro de monstruo se sentía el dueño de la ciencia y de la estaca, se quedó sin el mejor alumno que paso a otra estancia y desde el otro extremo le reclamaba porque ese rufián maestro a las profesoras hermosas enamoraba. Hubo varias profesoras que abusaba del clima, sus calzones mostraban y para seducir a los pupilos de 15 a veces se los quitaban. Las madres de familia que eran puritanas con voces y panfletos hicieron la revolución lanzando al viento la protesta y denunciando que las letras estaban pervirtiendo a sus hijos y que el colegio era una tentación. Los progenitores masculinos no se solidarizaron, simplemente dijeron que sus esposas estaban exagerando y que ellos creían que las educadoras tenían excelente mando.

 

Venas y arterias se confundieron y se hicieron débiles en esa retirada, bajaron su energía con fiebre incorporada que causó revuelo dentro de aulas que estaban iluminadas. Los alimentos escasearon por varios meses sin quien los trabajara, las vacas dejaron de parir porque una fuerte sequía las asesinaba y empezaron los toros desde entonces a no querer montar a las hembras y se veían solitarios cuando antes se vieron en manadas. Los niños iban en busca de comida a una estación ferroviaria donde todo lo pagaban y era tan difícil el transporte que los trenes casi nunca llegaban. Los platos que servían no cambiaban de color y el sabor no tenía buen gusto y las carnes no tenían sazón.

 

La pobreza de los obreros con largas jornadas llenaba de confusión la historia, la geografía, la química, la física y las leyendas entre cortadas. El despiste de lo inesperado era música como serenata encantada y se veían a enamorados con tríos que no sabían nada, aunque cargaban guitarras y maracas, pero nada de nada. Hubo noticias fanfarronas con mediocres locutores en las escalinatas, esas crearon nuevas ilusiones en las mentes doradas, pero cuando se les interrogaba ellos nada sabían y simplemente decían que fue una anonimada. Nunca los niños perdieron el abolengo de su raza y permanecieron erguidos como tenaza, coraza y lanza. La hipocresía de la gente era normal como la misma cerveza, todos iban a misa imitando a santurrones y varias damas buscaban al cura y muchas veces el pervertido se aprovechaba se veía sin camisa y con prisa.

 

La sangre real de los cuentos llenó el vacío en los desvelos y llegaron nuevas risotadas que se hicieron burla entre los payasos que en las calles caminaban como si fueran bagazo. Había claveles rojos, blancos, grises y morados por toda parte donde esos irripios paseaban, pero por miedo al dengue y a la fiebre amarilla nunca los regaban y jamás los cortaban. Algunas de esas flores llenaron de belleza el paisaje en la misma ramada y como arte de magia en una hermosa madrugada llego una excelente propuesta que no lesiono la mermelada y que sirvió para cambiar el destino porque donde ellos estaban no ofrecían nada. Llegaron manzanas del norte y del sur arribaron duraznos, del oriente aparecieron árabes que con cuentos chinos estafaban, luego se presentaron varones que se sentían orgullosos porque afirmaban ser originarios de una nación llamada Turquía y se envalentonaban, empezaron ofreciendo mejores intereses a quien dinero prestara, una vez recogieron sumas elevadas y morrocotas de oro, todos desaparecieron pero dejaron hijos y varias preñadas como retoño de ratoncito en varias muchachas los bebes se quedaron sin apellido y los picaros disque se creían banqueros y nunca devolvieron el dinero de la recogida y oh, que mamada. La policía siempre opinaba y sus miembros se sentían muy inteligente y esa era otra mentira, ni siquiera sabían en que continente estaba ubicado el país y de donde la gentuza procedía desbaratada.

 

Llegaron las vacaciones y el mayor tomó una fuerte e incómoda decisión que lo hizo florecer como líder de la comarca y águila que volaba. Debo abandonar esta urbe –dijo- y salió rumbo en busca de solidaridad a una ciudad frontera, aunque allí no con gusto lo esperaban. Un bus viejo y raído lo llevó al final del túnel que se iluminó al llegar a su destino y al ver la población hospitalaria y generosa que abría sus puertas a desconocidos como si fueran de la parentada, se sintió muy feliz, aunque no se quedó allí si unas pocas semanas. Él hubiera querido que sus hermanos menores lo acompañaran, pero fue imposible motivar a los otros a continuar bajo un solo rumbo siguiendo los mismos pasos unidos como roca acrisolada. Fue rápida la acción del viaje y no hubo tiempo para pensar en lágrimas ni en eso que la gente comía con lechona incorporada. El mozuelo fue bien recibido por una diosa llamada la gata, de labios rojo carmesí y colorete escarlata. La dama cambiaba de semblante cada vez que se disgustaba y al marido lo sacaba corriendo y no lo dejaba pronunciar una palabra ni risotadas.

 

El esposo también aportó al visitante con sus juegos y bromas que llegaban hasta la pista de los burdeles que se veían con casas encantadas de luces multicolores y hermosas mujeres que a la distancia se observaban. Las calles de la nueva ciudad estaban mal pavimentadas y escaseaban los faroles en las esquinas y algunas avenidas parecían en ruina, daban nostalgia y sin una fragancia. La luz de la vida y de cada estirpe estuvo lejos de los rincones en los negocios que se contemplaban al lado del malecón o de la zona comercial en donde todo se vendía, también se alquilaba o se compraba. Los cuerpos vivientes de la otra frontera que venían del oriente, del centro y de la capital, ofrecían dinero en efectivo para complacer el secreto nupcial y los criollos citadinos les encantaba el dinero y eran muy complacientes disfrutando a la carta aun en los potreros.

 

Una tarde se estacionó la primera motocicleta con alto cilindraje en la puerta principal del huésped en esa navidad hospitalaria de la recreación juvenil y la velocidad hizo de maestra a quien aún no se enamoraba. El viajero se subió con fuerza de lobo experimentado sin saber que empezaba una nueva jornada y extrayendo secretos prestados, pero con intención de profundizar el mundo desconocido, nuevas aventuras en la confianza se dejaron llevar hasta los centros comerciales y autopistas que ya se veían iluminadas. Ese vehículo hizo su agosto bien equilibrado dentro de la exploración como antesala a quien complace la nada con vientos del otrora amanecer que aun vibraban con fuerza sobre la pista y la misma piel que se acariciaba.

 

El pequeño vehículo frente a la ventana sorprendió a los parientes que estaban aterrados de la facilidad, de cómo aparecían y llegaban amigos como por encanto de magos y alquimistas que se unen sin la mejor jugada. El hacer amigos sin muros tenía sus ventajas, pero él sabía que todo es un riesgo, que no es fácil conocer el corazón ni la intención de quien propone una nueva fiesta dorada, aunque hay confianza cuando el deseo está cerca a la honestidad con transparencia de luces y colores hacia el infinito que se pierden sin acelerar la moto prestada. Simplemente el pasajero cada vez que salía como visitante, alzaba su mano derecha para despedirse sin importar los comentarios de cada mirada o la izquierda dependiendo quien estaba cerca de las casas en la bajada. No era precisamente una hermosa princesa quien lo transportaba, pero si estaba seguro de que las mejores rosas están a veces en los caminos intransitables o en esos parajes donde la brisa calma la tempestad añorada.

 

Su figura de hermoso león de fuego lo hacía parecerse a esos de los cuentos de hadas, tenía la certeza que las escenas serian maravillosas y de hecho llegaban como refrescantes en medio de altas temperaturas y aparecían las figuras que nadie las invitaba. El drama de los intrépidos se repitió por horas cada atardecer durante varios meses, la oscuridad de la quinta y de la sexta, hacían que los besos llenaran el vacío con más hechos de éxtasis entre cristales de azahar y baldosas encantadas que como el mármol lucían en las largas temporadas. No era fácil aceptar que la gente era maleducada y que el estudio no era la nota asegurada en cambio era muy importante el comercio y las charlataneadas, todos se creían príncipes rubios y princesas encantadas, pero no había mandarinas frescas ni mangos amarillados.

 

Caricias, besos, abrazos y suaves mordiscos sin lesionar la piel era la danza en ciertas madrugadas y a veces no se ilusionaba porque estaba cerca un cementerio que las calaveras mostraba y huesos fuera de las tumbas que le hacía recordar que la vida pasa rápido y que no nos llevamos nada. La brisa de los Alisios refrescaba la aventura como una telenovela escriturada de esas que hacen y presentan muchas tontadas haciendo perder el tiempo aun a los aguilones que se comían las crías conejadas. La altura de quien conducía estaba por encima de la carretera y del canal que de la Avenida de la Indisciplina los llevaba al Zulia y al Río de la mudanza, también tejieron hermosas historias que hoy están a distancia y de vez en cuando cruzaban la línea a otras autopistas que estaban arrasadas por rifles ilegales y que a todos mataban, atravesando la frontera sin permiso del gobierno vecino que nada le importaba y funcionarios que no revisaban las maletas y que a nadie carnetizaba.

 

Aquel diciembre fue de resplandor y ensueño en toda la comarca, en cada casa se veían arbolitos artificiales con bolas cristalinas que atraían magias encantadas. El contacto con otros amigos que también estaban al final de la adolescencia, los vinos traídos de Portugal, Inglaterra y Francia hicieron llenar de fantasías los días, tardes, noches y hasta las mismas carcajadas en esos amaneceres que aun hacen vibrar la membrana acrisolada como el oro en fuertes kilates y filamentos de plata. Todo era como un sueño entre la realidad, fantasía y esperanza que no se apagada. Sobre la calzada en la misma vía quedaron las sillas fabricadas en mimbre, madera y aluminio, junto a canciones que recorrían otras leyendas y las misma arroparon parajes desconocidos añorados por los sauces de esos inviernos encantados y fríos. El beso de ese primer amor de enamorado en la madrugada tuvo su precio y no pudo olvidar porque se quería repetir cada instante o pedirlo sin ganas de nada, la cocina de Rosa aun guarda hoy el mejor de los recuerdos que hace añoranza sin querer regresar al pasado porque ciertas ilusiones es mejor no atraerlas sino vivirlas aunque cueste no aprender nada.

 

El mayor de los invitados se hizo el de las gafas recortadas y uso su propia picardía para disimular que todo lo observaba, a él también lo llenaron de besos y caricias y fue precisamente la mejor de las miradas que se veían dentro del recinto y que todos querían tocar como manzana endulzada. El cuerpo despertó su apetito y el lívido dormido en el indefenso combate, entre la fuerza de luz y la debilidad de la cornada hizo fantasioso el circo y todos se fueron sin el rústico aguacate. La música llegó de México, su intérprete estaba a la moda, movía su esqueleto como diosa encantada y se hacía caramelo cuando de tarima y aplausos se trataba, aunque no tenía belleza fina ni curvas encantadas. La rareza del artista en cada movimiento hacía dudar de la tradicional costumbre engalanada en donde el macho es macho y la mujer con falda sigue acurrucada hacia la quebrada. El chisme se hizo moda y los coros de habladurías se parecían a las cotorras de esas que le roban a la selva mágica y que venden bajo el látigo negro en donde todo se maltrata.

 

La plaza de mercado ofrecía la mejor de las mesas baratas con su variada comida casera culinaria con exceso y colestorada que subía la presión arterial y a corazones ancianos destrozaba. Cada tarde sobre las esquinas de las amplias avenidas y como algo agachadas, estaban ciertas mujeres con ollas improvisadas, ofrecían fritanga de cerdo, res, cabro y papas enchaquetadas, varios carritos con valineras que vendían chicha, masato, café con leche, guarapo o limonada. Seguramente el baile que con cada esfuerzo rodaba llevaba la grasa animal lejos del cuerpo de quienes compraban y saboreaban, por esas cañerías que atravesaban los pisos y se dirigían a las quebradas, y cuando estas se descomponían las calles parecían cloacas, los pobladores se vomitaban y las diarreas en los niños aún no se acostumbraban.

 

Al caer el sol y entrada la noche al lugar todos con hambre llegaban a saborear la comida criolla, tamal, chocolate caliente y yuca sancochada. Tomaban jugos sin control de los grupos de higiene, se hacían los tontos para no pagar los impuestos y como contradicción los mismos exigían excelentes farolas públicas y las calles pavimentadas. Los pobladores en masa llenaban de alegría la vida con charlas embrujadas, hablando de duendes, diablos embrujos y la juventud nunca era galardonada. Algunos comían el plato de gallina criolla o el famoso pescuezo relleno de esos que nunca faltan en las verbenas azuladas y azufradas, varios se perdían en parejas en ciertos matorrales en las madrugadas, ciertos aparecían caminando raro y algunas embarazadas. Como siempre quienes no tenían dinero no saboreaban nada y los más rezanderos siempre algo robaban.

 

Cada día sumaban en pandillas los mejores cuentos de la época que se imaginaban o inventaban, pero eran tan mediocres que ni exagerando la risa llegaba. Hoy ellos no se arrepienten y dicen que no tienen memoria de hechos que pasaban, que sólo recuerdan sucesos honestos que han practicado sin profesor y sin avena colada. El néctar de besos adolescentes con naranjas peladas los hacia creerse con sangre de guerreros y mancebos de casta parada. Las rifas y los espectáculos eran parte del cuento de la estafa y si alguien ganaba el premio a éste jamás le llegaba. Los protagonistas aprendieron de cosméticos costosos y perfumes que la propaganda afirmaba que eran del extranjero, era una mentira porque el mismo Don Adolfo envasaba, mezclando ciertos alcoholes y esencias inventadas de hojas de yerbabuena, anís y jugos de las raíces dormideras y de gigantes enramadas.

 

Los fines de semana los más elegantes visitaban organizados prostíbulos existentes donde la chusma deleitaba y sobre letreros con luces de neones a todos los invitaba, cada lunes en coro decían que nada recordaban y buscaban préstamos con empeños de cachivaches para desayunar o para pagar el pasaje del bus en forma descarada. Los más vivarachos en cajas, maletines o maletas revendían ciertos productos que a cuotas semanales en silencio y fino tacto todos compraban y se apuntaban. Uno y otro muñeco también adquiría lociones y cremas que eran para las muñecas casadas y todos usaban billetes o dinero extranjero que bajaba de polvos alcalinos y se sentían emperadores comprando objetos y cosas robadas. El valor y cada ganancia servían de acicate para muchas emociones o lucir ropa fina con viajes al exterior llevando en sus cuerpos mercancías a otras fronteras ya idiotizadas. El billullo hizo fiesta en los bolsillos de las camisas, muchas veces en los pantalones que en las tardes se caían dando como resultado desconocidas desviaciones y moviendo el esqueleto como putas baratas en los rincones.

 

Se inventaron muchos viajes y recorridos a varios municipios de la estancia. Al lado de las ventas, se llevaba ropa de baratija y era revendida en las calles como subasta. Calzones, sostenes y faldas de niñas y de damas se ofrecían en cada pueblo y se mostraban con trucos aprendidos de los comerciantes. Las manos y las voces eran rápidas como las gacelas de occidente y se improvisaron altavoces para llamar a quien invertía y llegaban a comprar hasta de la Porfía. El águila estuvo celosa porque hubo competencia y ganas, la contraparte era vanidosa, pero se acostaba con cualquiera sólo que debía tener dinero que abonaba el galante al instante.

 

Algunas chicas también se beneficiaron de los músculos, uno que otro campesino gozó con el producto que, sin mostrarlo en vitrinas, complacía con excelente resultado. También brilló la inexperiencia en las incógnitas reservadas y no siempre se complacía a quienes exigían otras carimbadas. Los buses de la época eran tan lentos que los brazos de los chicos como pájaros estaban siempre por fuera de las ventanillas cerca a los grillos, agarrando las ramas de las plantas al lado de las carreteras que allí colgaban, parecían caminos para mulas o burros por donde los vehículos pasaban, los alcaldes de esos pueblos se las ingeniaban para hacerlas aparecer en la gobernación como pavimentadas y todos los funcionarios desde entonces el erario se robaban.

 

Una tarde en el pueblo vecino de la otra nación, apareció un amigo pariente de la familia del jovenzuelo e invitó al protagonista a cambiar de ciudad y le mostro una oportunidad para viajar a una famosa urbe que se llamaba Centro. Allí se movió, olvidó los amores fronterizos, llegaron otros entre libros y exquisita mesa que cambiaron la rutina y los músculos tomaron más fuerza. Había distancia entre el lugar y el nuevo colegio, todo se solucionaba porque las células innovadoras siempre ayudaban y no hubo problema que no se desintegrara. La camioneta negra Chevrolet estaba segura al llegar diariamente recogiendo al muchacho y al mejor estudiante. Se hizo rutina en la educación que los jóvenes siempre tenían ayudante. El joven de raza africana y de apellido Ángulo era el más cercano a la mirada del ahora con mansión y se acercó demasiado y juntos compusieron una nueva canción, como siempre en toda fiesta llego una joven de nombre Miriam que se quiso pasar de lista y sedujo al mozuelo recostándolo contra la pared y mostrando sus pechos y retirando la blusa, éste algo asustado la rechazo y las tomas eléctricas de la pared los electrocuto al instante. Al llegar la policía al inmueble sólo dijo a la autoridad que fue un accidente por acercarse demasiado a los cables y el no saber que su cuerpo era conductor de la chispa.

 

El calor fuerte de la tarde lo dejó sin complacencia a varias propuestas que le hicieron debajo de los árboles de matarratón o en los matorrales que de la casa conducía a la quebrada. Todo se convirtió en un hermoso idilio para el mozo que deslumbraba. El baile, las ventas y el vino se transformaron en convento. Cada día en la madrugada era feliz llegando al recinto sagrado, para ayudar dentro de cultos divinos. El pariente Gonzalo fue uno de los santos varones que el joven admiro, fue tan pulcro y recto este ilustrado que de él aprendió a profundizar en investigaciones científicas y sobre cosmología, además de razonamiento abstracto, lingüística, filosofía y teología. Hoy recuerda el señorito que ya ha envejecido, que hay notas en el pasado que hacen la vida maravillosa y de esas salen enseñanzas que no a todos les toca.

 

Su fuerza de aventurero estaba por encima de organizaciones citadinas y nunca creyó en los rufianes que se aprovechaban de incautos e ilusos con títulos mentirosos y con doctores sin cartón que se aprovechan de ocasiones y estafan al más inocente, pero a esos malandros también le llega a su casa la bendita cobranza, desconfiando aun de profesores que se creían de mejor familia y esos no sabían ni leer el párrafo de Don Miguel de Cervantes Saavedra. El año se pasó volando como águila de nido especial, cuando se dieron cuenta llego una nueva navidad y estas se repitieron y vio el reloj del tiempo y hubo comprendido que había pasado hacia varios años la etapa de su pubertad. Al llegar la otra navidad estaba de nuevo fuera de la casa paterna y cada día se alejaba de ser adolescente. El corajudo infante pensó irse para una urbe más grande, llego de la capital un pariente lejano que tenía lista la mansión a donde con emoción viajo sin contratiempo y como amapolas radiantes tres tías abuelas lo recibieron. Todo estuvo listo y las notas del nuevo colegio fueron sobresalientes y no hubo reclamos ni obstáculos para seguir cada avance.

 

Quiso conocer la región viviendo en un mejor sector de la gigante ciudad, el consejero quedó feliz del muchacho y le aconsejó ir primero a una ciudad más pequeña antes de mudarse a la gigante plaza donde estaría muy cerca a las oficinas de la Alcaldía. Oscar llegó como amigo desprevenido en la urbe capitalina y montaron una pequeña orquesta que recreo muchas fiestas y a los tristes divirtió. Los integrantes del grupo artístico empezaron a ver la vida diferente, él compro un lavadero de carros y la cafetería de la 65. Hoy es rutina la experiencia y siempre se presentan hermosos hechos en cada jugada. Si se repitiera la circunstancia detendría el sol de la raza y volvería a los 15 o también a los 16 donde había hermosas rosas, lindos y abundantes claveles. El no cambiaría el lujo de lo moderno por la risa suave del otrora tiempo y la dicha que produce la memoria del regreso, aunque aterriza los pies y sabe que no se puede devolver la comedia cuando ya están presentes las arrugas. Cada camino es un recuerdo y cada hecho llena de placer la nostalgia, pero hay una fuerza muy grande que hecha tierra a ese pasado que como una ilusión pasa y aunque hay recuerdos maravillosos, lo mejor es escribirlos para que otros encuentren el camino para mejorar el hoy como el futuro.

 

Hoy todos los protagonistas siguen vivos o muertos en la jornada, debemos concretar que los de ayer muchos están muertos, distantes o desaparecidos, quienes viven ya no recuerdan nada de los viejos amigos porque nacimos en la época donde todo es interés, construimos con errores un mundo al revés donde ya no hay lealtad y menos fidelidad, se despedazo la confianza y la solidaridad y en este mundo de contrataste este es un mundo de mujeres y varones desagradecidos. Unos cruzaron el mar a mucha distancia y se hicieron ciudadanos en otras naciones, una gran mayoría de amigos de ellos nunca se sabe nada y aunque las redes logran encontrar gente del pasado ya hacen parte de las mañas que se han incrustado.

 

Es la vida, es el suelo, es la sociedad, es el instante, el dinero y la modernidad destruyeron los sueños, hoy no podemos confiar ni siquiera en sacerdotes o abogados porque son iguales a ladrones o a delincuentes esfumados, algunos son raponeros y todos están equivocados. Es el canto de alguien nuevo que escucha la melodía sin esperar la fragancia y es la música que llevamos dentro y no hay con quien bailarla. Esto sí es cierto que jamás regresará la adolescencia ni la juventud y cada cual debe construir solo sus sueños y no poner atención a los muros que construyen envidiosos, mezquinos, egoístas o miserables porque nacemos solos y solos sin nada nos vamos.

 

Eso es lo de menos dicen quienes tratan de vivir felices y libres como el viento, debemos poner melodía y risa, aunque no nos escuchen los mirlos ni las águilas de la comarca. Lo más irónico es haber estado todos en un mismo suelo con dicha, en interrogante y casa. Hoy aunque es algo triste cada cual esta solitario dentro de su propia casa y con muros que se diseñaron para bloquear la cercanía, los más listos deben tejer herramientas para encontrar su plena felicidad, retirando la maldad, buscando siempre sonriente la dicha y nunca aparecer como si fuera el primero hasta lograr la paz con sosiego.

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No es la carne de cerdo (Por Leomas):   No es fácil para quienes escriben enviar mensajes a esos o esas que no han visto en la vida, per...